Ya sabes... Tengo los cinco sentidos puestos en este juego.
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Tus ojos me insinuaron que hubo algo más tras esa mirada cautivadora que hizo que todo el oxígeno que respiraba en ese momento, no tuviera importancia para mí. En aquel instante, me dio igual no saber respirar porque al tenerte cerca tenía todo el aire que necesitaba. Sin embargo, mis oídos captaron una serie de palabras que salieron de tu boca y que difícilmente, llegué a comprenderlas. Que te quiero, joder. Fingí no haberlo escuchado y me limité a sonreír. En tu boca había escritos jeroglíficos que solamente yo conseguía descifrar, y cuando los resolvía sin equivocarme, tú me recompensabas con un beso. Un beso sincero, un beso de verdad. Y tu piel...Tan tersa, suave y con ese olor tan característico, tu olor propio. Era una mezcla de crema solar y limón. Y es que era tan reconfortante estar a tu lado...
Cuando me cogías la cara entre tus manos yo me sentía pequeñita, muy pequeñita, y eso me encantaba. Me gustaba la sensación de poder tener a alguien que me protegiera,y me cuidara. Porque realmente te tenía,conmigo.
Adoraba las pequitas que rodeaban tu nariz. Eran tan características que era imposible no adorarlas. Dos en el lado izquierdo, cuatro en el derecho, y tres en el centro, justo en la curva. Si es que conocía la geografía de tu cuerpo a la perfección.
Con los cinco sentidos puestos en este juego, no podrás ganarme.
Me atrevería a decir que no me ganaría ni siquiera tu sonrisa.
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